domingo, 25 de mayo de 2008

Espectáculo sin cobro de entrada

Naumaquia, así se llamó este espectáculo en el Parque El Retiro, una de las actividades que se realizó por el día de San Isidro. Es una celebración que viene de la Roma Imperial, para conmemorar las batallas navales. Los antiguos madrileños también realizaban este espectáculo en el mismo estanque del parque, sólo que ahora se añade la ayudita de la multimedia y las proyecciones. Tecnología que evocó la mitología barroca de la época. Todo un espectáculo lleno de luces, agua y fuego que sorprene. Ha sido una de mis mejores experiencias en Madrid. Además fue ¡totalmente gratis!

sábado, 10 de mayo de 2008

La Capilla Sixtina






Cuando era chica, mi padre me regaló mi primer libro: la biografía de Miguel Ángel Buonarroti. Hasta ese momento no sabía quien era. No tardé mucho en descubrir la importancia de aquel famoso personaje que se convirtió en mi principal referencia cada vez que me hablan de la bella Italia

Recuerdo que me divertía mucho leer cómo Miguel Ángel se demoró en culminar sus obras, porque le daba la gana, ante la impaciencia del Papa Julio II, quien le había encargado realizar unas esculturas para su tumba, conforme a su estilo ego centrista. No contento con ello, le dio otro trabajito: La decoración de la Capilla Sixtina, obra que le tomó al pintor una encerrona de varios años, mientras la rabia papal avanzaba porque no veía cuando el artista acabase.

Hace poco estuve en la Capilla Sixtina, y fue emocionante notar el encuentro de mi imaginación alimentada por dicha lectura a los 11 años y las bellas figuras que se presentaban ante mis ojos. Mientras desfilaba por una serie de esculturas y obras de arte imposibles de retener en su totalidad en la memoria de mi cámara fotográfica, el camino al interior de la Capilla nos llevaba directamente a la bóveda, donde se encuentra, entre muchas otras, la obra maestra: La Creación. Al llegar a una primera entrada, decenas de turistas que iban en procesión junto conmigo, descendimos por unas escaleras mientras que una voz grabada en todos los idiomas del mundo nos repetía que guardásemos silencio. Al subir cinco peldaños y voltear a la izquierda, un guardián ubicado en la puerta de la bóveda gritaba en inglés con acento italiano: ¡¡Cameras into the bags!! ¡¡No pictures.!!. Yo sentía que levitaba.

Conforme entraba lentamente, veía cada vez más cabezas inclinadas hacia arriba, identificando algo confusas cada pintura en el cielorraso y buscando su correlación. Creo que no fui la única quien buscó primero la Creación, y me ubiqué en el centro para identificarla, caminando con la cabeza para atrás. Y allí estaba, en su real dimensión, las figuras de Dios y Adán, poco antes o después de unirse con los dedos índices. Después de contemplarla durante varios minutos, y antes que me diera tortícolis, bajé mi mirada a los lados laterales: la historia del Antiguo Testamento, los profetas, episodios bíblicos como el bautismo de Cristo, Moisés rescatado de las aguas, y en el altar mayor, el inmenso Juicio Final. Todo apreciado por una luz tenue pues no habían encendido todas por alguna razón. La atmósfera eclipsada se quebraba de vez en cuando con la voz de uno de los guardianes, balando como las ovejas: ¡¡sileeeeencee pleaseeeee!!, mientras daba palmaditas. No pude evitar la risa porque era la misma descripción que un amigo me había dado sobre lo que sucedía durante la visita.

No sé mucho de arte, pero pude disfrutar mucho de esa visita gracias a que mi viejo escogió bien mi primera lectura. De ahí mi interés ahora por informarme más antes de pisar el lugar que visite. Se disfruta más.

viernes, 9 de mayo de 2008

La Ironía del Vicio



Durante la cobertura de los funerales de un ex presidente del gobierno español, dos tías me llamaron la atención, al salir apresuradas de la Catedral Almuneda, donde se iba a realizar dicha ceremonia. Bajaron por las amplias escaleras y se escondieron detrás de las cámaras de los periodistas que nos colocamos a un lado de la entrada del recinto para captar la llegada de las autoridades. Estas dos mujeres, llegaron a mi lado, exhaustas pero triunfantes, de que por fin habían encontrado un huequecito para fumar. “Ahora sí, nos escondemos aquí, que nadie nos vea, ya está”, susurraron. Inhalaron y exhalaron complacidas y risueñas, buscándo en mí la complicidad de su travesura de abuelas. Y yo me reí de su viciosa tortura. Solo bastó 4 minutos para que consumieran su deseo reprimido por un evento oficial-religioso. Luego regresaron contentas a la Catedral.

En España, una ley prohíbe fumar en lugares cerrados. Una magnífica idea para los no fumadores (como yo), que ha desencadenado en todo el país similares situaciones de desesperación. Y es gracioso ver, en simultáneo, a determinadas horas durante el día, trabajadores en las puertas de sus centros de labores convertidos en chimeneas de nicotina, muertos de ansiedad por aquella dosis que necesitan para seguir con la rutina, como combustible al coche. A mi jefe, no le puedo hacer una consulta minutos antes que empiece a levantarse para salir a fumar. Ya me lo advirtió (y sale cerca de 8 veces cada tarde, lo conté). Al regresar con la angustia aplacada, me puede escuchar tranquilo.

Volviendo al caso de las tías viciosas. Yo me pregunto: ¿qué hubiera sucedido si en vez de cigarrillos, hubieran sacado quetes de marihuana?. De seguro que más de un periodista hubiera volteado a mirarlas mientras pasaba la Familia Real al acto fúnebre. Y no me hago la moralista, sino que me parece gracioso e irónico. Tan irónico como Amy Winehouse se reviente la nariz inhalando cocaína y luego aparezca desnuda en una campaña invocando a la prevención del cáncer de mama.